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INVOCACIONES | Verna Barrera

Texto: Mariela Rocha

Cuatro movimientos ordenan las etapas del duelo y como invocaciones acompañan el transitar psíquico que vio nacer esta serie de pinturas. Verna Barrera utiliza excusas orgánicas propias de la naturaleza para recurrir a la transformación, la renovación y la resiliencia que ocurren inevitablemente tras pasar un duelo.

Con trazos a veces frenéticos y otras plácidos, estas obras nos abren la puerta a un recuerdo que nos bautiza a todxs como humanxs: el dolor. Cada pieza encarna el pasaje donde el cuerpo, la memoria y el deseo se transforman. No se propone aquí un camino lineal ni definitivo para transitar el más común de los dolores: el desamor, ofrecemos más bien un recorrido poético que oscila entre lo íntimo y universal que nos apela a todxs.

 

NEGACIÓN

Este camino solo se puede recorrer de noche. Necesito que sea la oscuridad la que cubra con su amplio y absoluto manto todo lo que aquí invocaré. Al menos así dictaría el ficticio manual de ruptura al que, de existir, citaría. Tal cosa es irreal, pues no existe una ruta para atravesar impune el duelo. En el duelo se pone en juego la realidad. Y solo en la inquietante tranquilidad de las tinieblas puedo cegar los apegos y el desorden que ante mí observo. Solo alcanzaré el sosiego después de la turbulencia. Si la negrura me inunda, podré ser incluso ante mis propios ojos invisible. Me anularé infinita hasta encontrarme de nuevo. Todavía rechazo íntegramente este nuevo mundo, pero es suficiente. Estoy a oscuras y me dispongo, entonces, a ello. 

IRA

Ansío la luz. Ansío la apacible calma que solo en tus brazos encontraba. Este interminable camino augura todo menos la dulce caricia del sol en mis mejillas. Sería más fácil quemarlo todo. Para remendar mis ilusiones desechas necesito encontrar la aguja que yace en algún lugar de este inmenso pajar. En mis adentros se resguarda la calma que necesito para superarlo todo. Sin embargo, la templanza se mantiene, ante mí, inaccesible. Mi lengua sabe a pólvora, con mis dedos cuento cerillos y por mis pies corre un río de gasolina. Un hedor precioso me rodea y es imperante quemar el pajar para encontrar la aguja. Sé que nada más hubiera podido hacer porque ya todes conocemos the exquisite pain of loving someone so unattainable y nadie aquí puede juzgarme. Me encuentro exhausta y no hago más que pensar en cuando por fin logre descansar sobre las piedras de un mar en calma. In order to become what you want, you have to destroy what you are y, por ahora, no hago más que observar atenta al fuego arrasador que aunque de mi pecho nace, me destruye.

 

TRISTEZA

Habrá que volver la cabeza hacia al pasado y recordar que ya he navegado por las aguas de la desolación y la melancolía. De aquellas veces recuerdo salir victoriosa, pero nunca intacta. Solo la luna fue testigo de todas mis aproximaciones a la tormenta. Ecos absurdos retumban en esta habitación sin muros y aunque alguna vez caminé sobre la más exquisita de las mieles, hoy me erijo sobre fango putrefacto.

 

ACEPTACIÓN

Pienso de nuevo en tus brazos. Ya no será ahí donde reposen mis cabellos. Es momento de rendirse al abrazo de la tierra. Mi centro de gravedad se ha dislocado y se ha asentado en la tierra donde mis fuerzas la repelen al mismo tiempo que la sostienen. In my solitude he de encontrar consuelo. La muerte de una flor no es más que un tránsito que anuncia la más común de las condenas: la total anulación del ser. Me encuentro en paz. Se ha acabado el alboroto y el olor a muerto a lo lejos se disipa. Observo tranquila a los dos ríos de agua tibia que desembocan en la nada y por primera vez un profundo gozo me revuelve entera al reconocer que no existe nada más que este momento. Mi cuerpo recuerda la maravilla de tu mirada sobre mis ojos y recuerda también cómo caminaste por todos estos claros de bosque que son mis adentros. Vi la destrucción del huracán que fuiste y doy fe de sus estragos. Y de mi cuerpo nacerán flores estoy segura. No queda más que exquisita tierra fértil.

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